Un abuelo de 91 años llamado Eliodoro Maciel Centurión se ha hecho viral en redes sociales debido a que en las últimas horas se conoció un enternecedor gesto que no ha tardado en cautivar a miles de personas en todo el mundo.
A través de Twitter, una usuaria compartió cómo el adulto mayor toma la mano de su bisnieta y cada día la acompaña hasta la entrada de su colegio. Es puntual tanto a la llegada como a la salida, pues en el momento que la criatura termina sus clases, el hombre la espera bajo la sombra de una pared para regresarla a casa.
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Según contó su familia en Asunción, Paraguay, el hombre trabajó hasta hace poco tiempo y vive desde hace 22 años en casa de su sobrina-nieta.
La publicación en Twitter tomó tal alcance que hasta los familiares del hombre llegaron a verla, reaccionando de manera positiva y destacando las cualidades que forjan la personalidad del hombre, a quien definen como “activo” pese a su edad.
https://twitter.com/evelin03valenzu/status/1504460556173987850?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1504460556173987850%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.elheraldo.co%2Fsociedad%2Feliodoro-maciel-centurion-el-abuelo-que-lleva-todos-los-dias-su-bisnieta-al-colegio-896401
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Ayudó a un vagabundo y terminó formando una familia con él
La historia poco frecuente pero real ocurrió en Canadá y tiene como protagonistas a Jasmine Grogran y Macauley Murchie. Ya felizmente casados y con dos hijos, compartieron como se conocieron en TikTok y se volvió viral. Fue cuando Jasmine ingresaba apresurada al supermercado, pero se detuvo un segundo para ofrecerle plata a un vagabundo.
“Conocí a un vagabundo un día haciendo mis compras de comida. Le ofrecí dinero, pero no lo aceptó”, recordó la mujer. Y sigue: “Entré y continué haciendo mis cosas, pero no podía dejar de pensar en él”.
Sin embargo, la mujer no se dio por vencida. Cuando terminó, lo buscó nuevamente e insistió con ayudarlo de todos modos, pero el hombre se negó. “Fue cuando me preguntó si necesitaba ayuda para poner mis cosas en un taxi, y le dije que sí”, confió.
Luego de que el indigente la ayudará con las bolsas, Jasmine le preguntó si quería que le llevara algo de comer. Estaba avergonzado, pero aceptó. En la cena hablaron de sus vidas y finalmente ella decidió comprarle un teléfono celular para que pudieran mantenerse en contacto.
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