Lamentablemente en las grandes ciudades ocurren accidentes a cada minuto. Muchos de ellos por la imprudencia del ser humano, aunque también por mala fortuna. A veces no hay un culpable, más que la maldita suerte.
Así ocurre en este caso, en el barrio de Guaratuba (Colombo, Curitiba, Brasil), donde dos hombres se abrazan luego de vivir momentos de tragedia. Hacía unos pocos minutos que uno de ellos había golpeado con su vehículo a la hija del otro. A pesar de la tristeza, su actitud sacó aplausos.

Lejos de echarse la culpa, el padre de la niña abraza y consuela al conductor. La culpa lo estaba invadiendo y no paraba de llorar, pero el padre se encargó de calmarlo y disculparlo.
Como sucedieron los hechos
La pequeña de 10 años, llamada Haghatta, fue golpeada por el vehículo. El hecho habría ocurrido por una pelota, que la niña lanzó sin querer al otro lado de la calle.
El conductor, que lloraba desconsolado, no alcanzó a frenar y la golpeó con el dolor de su alma.
Según informaron las autoridades, no hubo ninguna infracción a las leyes del tránsito, ni siquiera un exceso de velocidad. El joven chofer estaba debidamente calificado para conducir.
El padre de la pequeña notó la sinceridad del conductor, que lloraba sin consuelo por el trágico accidente. Entonces fue que se acercó para consolarlo. No había culpables en esta historia.
“Vi sinceridad en su corazón, no era el momento de pelear, teníamos que abrazarnos y ayudarnos”, comentó el papá a medios locales.
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“No tengo que perdonarte. ¿Le pegaste a mi hija porque querías? No fue porque quisiera. Fue una fatalidad. Entonces lo único que les pido, de corazón, es que oren. Rezad por mi hija, para que salga bien y sobreviva”, fueron las palabras del padre.
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